Soy médico y opero del corazón

La pequeña María L., de cuatro años de edad, abandonó ayer el hospital Gregorio Marañón de Madrid a las 24 horas de ser sometida a una intervención de corazón, mediante una técnica empleada por primera vez en Europa. La niña, que presentaba un aspecto físico excelente, salió de la mano de su madre y llevaba un gran cuaderno debajo del brazo. Totalmente, ajena al revuelo organizado en tomo a ella, se mostró muy sorprendida ante la presencia de los numerosos informadores gráficos. Según Eulogio García, jefe del servicio de Cardiología Pediátrica del Gregorio Marañón, «la niña podrá reincorporarse a su vida normal en un plazo de cuatro o cinco días». María padecía una comunicación interauricular. Se trata de una enfermedad congénita, en la que un orificio que normalmente se cierra después del nacimiento, permanece abierto y comunica la aurícula izquierda con la aurícula derecha. Por este orificio parte de la sangre que debería ir hacia el resto del organismo se desvía hacía los pulmones y produce una alteración en la circulación.


La operación fue realizada por un equipo de especialistas dirigidos por el cardiólogo infantil norteamericano Charles E. Mullins, número uno en la materia, que ya ha realizado quince intervenciones de similares características. Esta enfermedad no suele manifestarse clínicamente hasta la edad adulta, cuando el afectado ya padece una insuficiencia cardíaca que le impide desarrollar su actividad habitual. No obstante el mal suele detectarse durante la infancia, cuando todavía la cirugía puede resolver la lesión. La cardiología intervencionista tiene como principal novedad que evita los numerosos riesgos que trae consigo la cirugía a corazón abierto. Mediante un pequeño corte se introduce un catéter en una vena que será conducido a través del torrente sanguíneo hasta las cavidades del corazón. El catéter lleva adosado un pequeño dispositivo, diferente para cada una de las enfermedades cardíacas, que es el que actúa en el foco de la lesión y resuelve el defecto causante de la enfermedad. En el caso de esta niña, «se obturó el orificio mediante un dispositivo que tenía la forma de un doble paraguas enfrentado», tal y como explicó a la prensa el doctor norteamericano Charles E. Mullins, responsable del equipo médico que efectuó la intervención.

El procedimiento seguido en esta operación es una aplicación de la técnica conocida entre los especialistas como Radiología Intervencionista. Por este procedimiento es posible acceder a cualquier cavidad del organismo mediante catéteres introducidos en venas, arterias, uréteres o cualquier orificio naturaloral, anal- evitando así la cirugía. 

Para realizar la intervención tan sólo es necesaria una anestesia local en el punto de la incisión y una sedación suave, que mantenga al paciente relajado pero sin perder la consciencia. Otra ventaja derivada de esta técnica es la rapidez de la recuperación ya que, como el paciente no ha sido sometido a una operación quirúrgica en sentido estricto, no debe quedar hospitalizado. Por otra parte el riesgo de que aparezcan infecciones es menor debido a que sólo se realiza una pequeña incisión. También es muy pequeña la incidencia de hemorragias al no tener que seccionar tejidos ni vasos sanguíneos. Las técnicas intervencionistas pueden ser aplicadas en diversas especialidades médicas; en algunos casos puede llegar a impedir someter al paciente a una operación quirúrgica. Según el doctor José María Millán, radiólo intervencionista, «es una técnica absolutamente moderna que ha dada un vuelco a la moderna radiología». Más de 400 cardiólogos, procedentes de ocho países, pudieron contemplar la intervención a través de una pantalla gigante instalada en el Aula Magna del Gregorio Marañón. Este hospital ha servido de sede de un congreso internacional de cardiología que se ha celebrado en Madrid los días 22, 23 y 24 de este mes.

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