La U.E agita el pañuelo despidiendo a Grecia, ¿cuanto costará la despedida?

El ex primer ministro heleno Lucas Papademos y algunos portavoces europeos reconocen que los países del euro se están preparando contra una hipotética solución drástica. Las bolsas se desploman y la prima sube.

Los países de la zona euro deben preparar planes individuales ante una posible salida de Grecia de la eurozona, como consecuencia de una posible victoria en Grecia de los partidos contrarios a la austeridad que les ha impuesto la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ése es el mensaje que los expertos del Eurogrupo han enviado a sus socios, según algunas fuentes europeas.

Los expertos del Eurogrupo habrían acordado invitar a cada país miembro de la eurozona a preparar un plan de contingencia para afrontar las consecuencias potenciales de la salida de Grecia de la eurozona, después de las elecciones griegas, previstas para el próximo 17 de junio, aunque hasta ahora no se había preparado nada así a escala de la eurozona por temor a las filtraciones, según las mismas fuentes.

De hecho, el ex primer ministro griego Lucas Papademos reconoció la existencia de planes de contingencia con el fin de paliar los "catastróficos" efectos que tendría la "improbable" salida de Grecia del euro: "No puede negarse que se están haciendo preparativos para contener las consecuencias potenciales de la salida de Grecia del euro", señaló Papademos en una entrevista concedida al diario The Wall Street Journal.

Y si Grecia sale del euro, el escenario sería catastrófico y contagioso: "Algunos cálculos de los que he tenido conocimiento sugieren que la inflación podría acelerarse un 30% e incluso un 50% en Grecia", indicó. Y la financiación en los mercados de deuda soberana sería algo casi imposible a corto plazo para Atenas.

Estas declaraciones azuzaron los miedos en las principales plazas bursátiles europeas y del mundo, que se llenaron de números rojos. Así, el Ibex registró una caída del 3,31%, la cuarta mayor en lo que va de año, tocando su mínimo anual: 6.440 puntos. Y la prima de riesgo española se elevó de nuevo hasta los 480 puntos básicos.

Sin embargo, el Ministerio de Finanzas griego negó ayer categóricamente que durante la teleconferencia de los expertos del Eurogrupo, del lunes 21 de mayo de 2012, se hubiera acordado que los países de la eurozona deberían preparar un plan b. Según el comunicado, esa información no sólo es falsa, sino que en realidad obstaculiza los esfuerzos de las autoridades griegas para hacer frente a sus desafíos en esta coyuntura.

Según estimaciones del Bundesbank, esta eventualidad es "manejable". En su último informe, el banco central alemán aseguró que la situación en Grecia era "extremadamente preocupante". Una salida del euro supondría un efecto negativo "considerable, pero manejable", apuntó. Algunas fuentes estiman que esto forma parte de la presión sobre Atenas para que mantenga sus reformas económicas dolorosas pero esenciales.

Para ahondar en este aspecto, las autoridades griegas aseguraron que sin fondos externos, el país se quedará sin dinero en el plazo de dos meses.

En caso de que esto pudiera ocurrir y ante los elevados costos para cada país miembro, el Eurogrupo sugiere que sería deseable alcanzar un "divorcio amistoso". Además, en ese caso tanto el FMI como la UE proporcionarían ayuda.

En la misma línea, el primer ministro británico, David Cameron, instó ayer a los líderes europeos, antes de la cumbre informal sobre el crecimiento, a prever planes de contingencia para una eventual salida de Grecia de la eurozona. "Eso debería implicar el refuerzo de los bancos, la protección de los sistemas fiscales y asegurar que se adoptan medidas decisivas por parte de las instituciones europeas para evitar el contagio", dijo.

¿A cuanto se elevaría la factura de la despedida griega?

numerosos analistas ya se atreven a pronosticar el coste concreto que desencadenaría una salida griega de la unión monetaria. ubs avanza que los europeos deberán compensarlo con 250.000 millones.

En el argot juvenil se conoce como simpa a la práctica de largarse sibilinamente de una cafetería o restaurante sin pagar la factura. Las consecuencias directas para los dueños del establecimiento afectado son las siguientes: abonar el pufo, reforzar la vigilancia para que algo así nunca vuelva a suceder y, sobre todo, fichar a los escaqueadores para no dejarles entrar nunca jamás. Salvando las distancias cuantitativas, cada día más analistas y políticos tienen en mente que Grecia, forzado por causas mayores y sin ánimos de picaresca, haga pronto un gran simpa a la eurozona.

Pero claro, ¿cuánto dinero se verán obligados a perder los dueños del establecimiento (eurozona) tras descubrirse semejante agujero? En todos los cálculos difundidos en los últimos días, las cifras son astronómicas. Por ejemplo, UBS calcula que los contribuyentes europeos deberán apostar nada menos que 250.000 millones de euros para compensar todas las pérdidas de las inversiones en el país heleno si éste abandona la moneda única. Citi, por su parte, apunta que el Banco Central Europeo (BCE) tendría que regar el sistema bancario del continente con 800.000 millones.

Tal como ha señalado el FMI, la salida del euro obligaría al Gobierno griego a hacer una devaluación de entre el 15% y el 20% sobre la media de la eurozona para obtener el equilibrio en su balance por cuenta corriente.


Esta devaluación devolvería la competitividad y fomentaría sectores como la exportación y el turismo, pero no sería el final de la historia. Financial Times publicó recientemente que a partir de ese momento los griegos podrían seguir dos caminos, uno correcto y otro erróneo. En el primero, el Gobierno intentaría reactivar el sistema bancario, gestionar unos presupuestos equilibrados y convencer a la opinión pública para que acepte un fuerte deterioro del nivel de vida. Por el contrario, si el Ejecutivo elige el sendero equivocado, usaría sus nuevos poderes de autonomía monetaria para compensar los efectos de la devaluación y generar prosperidad a través del gasto. Pero de este modo se correría el riesgo de que la hiperinflación generada tras un breve período de respiro se viera seguida de una nueva devaluación de la moneda y de la impresión de más dinero.


Y por ejemplo, ¿a cuánto ascendería el sablazo para España? Según un estudio de la escuela de negocios francesa IESEG, exactamente a 39.500 millones de euros. España tendría que asumir su parte de los 104.000 millones de garantías que el BCE ha inyectado en el primer programa del rescate griego, que consiste en 13.300 millones. También se perderían los 13.800 millones que el Gobierno español aportó en el Fondo de Estabilidad Financiera (EFSF) para la segunda fase de dicho rescate. A estos montos habría que añadir la cuota española de los 45.000 millones de deuda helena que el BCE ha comprado en el mercado secundario (5.700 millones) y por último, 6.700 millones en concepto de préstamos bilaterales.

Los bancos españoles también se verían afectados, aunque el volumen de deuda pública griega que tienen en sus balances no es muy elevado. Las entidades que poseen inversiones en títulos helenos son Banco Santander (177 millones), BBVA (127 millones); Bankia (55); Banco Pastor (41); Effibank (37), Unicaja (6) y Banca Cívica (5), según datos del Banco de España.


No se quedaría ahí el mal trago. Según apunta Barclays en un reciente documento, "España ya está afrontando un súbito retroceso de los flujos de capital que seguramente se aceleraría si Grecia abandona la moneda única. Y tampoco parece que Italia salga indemne si la situación española empeora".

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